«Todavía Estamos A Tiempo»

Compartimos el comunicado de los departamentos de “Justicia y Paz” y “Pastoral Social” de la Vicaría de Solidaridad de la Diócesis de Quilmes a un mes del gobierno de Javier Milei.

Trascribimos, a continuación, el texto completo.

 “He visto la opresión de mi
pueblo, he oído los gritos de dolor,

conozco muy bien sus sufrimientos” (cf. Ex 3,7)

El pasado noviembre de 2023, antes del triunfo electoral del actual
gobierno nacional, advertíamos que “la coyuntura socio-económica es difícil.
Pero no nos salvamos solos. La salida es en común, en un proyecto de unidad
nacional que no deje afuera a nadie. Nuestro compromiso cristiano, creemos, es
sumarnos a ese gran acuerdo nacional que integre las necesarias diferencias del
cuerpo social desde donde pensarnos y realizarnos como Patria. Deseamos
ardientemente que “la justicia y la paz se abracen”
(Departamento de
Justicia y Paz-Pastoral social Diócesis de Quilmes, “La justicia y la paz se abrazaran”, 12/11/23)

A un mes de ejercicio, nos preocupan algunas decisiones del gobierno
nacional que están lejos de ser un aporte para consolidar una verdadera
justicia en el cuerpo social, y además generan un clima de tensión y
conflictividad que pueden llegar a amenazar la paz.

Por decir algunas:

– La brutal devaluación y el aumento indiscriminado de precios
consolidan una transferencia de ingresos desde la población más pobre a los
sectores más favorecidos, que siguen concentrando la riqueza en pocas manos.

– La propuesta del desguace del Estado, con el argumento de la mayor
eficiencia que aportarían manos privadas, nos recuerdan aquel triste pasado
privatizador que generó la tremenda crisis del 2001. Da la sensación que la
verdadera intención del gobierno nacional es otorgar el gerenciamiento de
nuestras empresas nacionales a poderosos actores privados, a quienes ofrece,
además, lugares claves en importantes dependencias del Estado.

– La publicación del desconcertante “Decreto
de Necesidad y Urgencia”
o el proyecto de “Ley Ómnibus”, con el que buscan imponer un cambio inmediato,
amenazando con catástrofes apocalípticas en caso de no ser aceptados, avasallan
el sistema legal y el funcionamiento de las instituciones democráticas.

– El territorio nacional y nuestros recursos naturales se ofrecen
libremente al mejor postor. El pretendido avance de la libertad solo consagra el
rédito económico como el único criterio de gobierno. Da la sensación de
encontrarnos frente a personas que, mirando “planillas de Excel”, deciden
recortes, despidos y proponen negocios poco claros.

– La desregulación económica impacta en el precio de alimentos y
medicamentos, tarifas y servicios. ¿Hasta cuándo podrán, especialmente las
familias, los jubilados, los jóvenes más pobres, tolerar el peso de este yugo
insoportable, cuando no hay atisbos en el crecimiento de ingresos que acompañen
esta escalada que parece no tener techo?

– Nos preocupa el clima de intolerancia. La criminalización de la
legítima protesta social no nos parece un camino a transitar. El clamor por las
ollas vacías no se puede apagar con palos y represión.

– Señalamos finalmente que vemos en el actual gobierno nacional, y ante
esta lista ciertamente incompleta, un creciente clima de mesianismo que
desprecia la historia de luchas y reivindicaciones sociales y laborales en
nuestra Patria.

Algunos podrán decirnos que “hay
que darle tiempo”
al nuevo gobierno. Frente a los acelerados cambios que se
van produciendo, por las medidas adoptadas desde el poder ejecutivo, solo se
avizora dolor y sufrimiento para la gran mayoría de la sociedad. Delante de
esto no queremos permanecer indiferentes ni ser cómplices silenciosos.

Quiere ser éste un llamado a nuestras autoridades para que reflexionen y
escuchen el clamor de los pobres de la tierra. La propuesta del “cambio” a cualquier precio, sin ningún
tipo de contención social, sólo significa profundizar la miseria y la
desesperación. Nuestro país transitó profundas crisis que fueron resueltas
mediante la sangre, nosotros queremos una patria donde haya lugar para todos,
donde la paz sea fruto de la justicia y la amistad social sea el horizonte de
la convivencia democrática.

La auténtica fuerza del cielo es la que se hizo tierra y pueblo en la
carne de Jesús, que es la que está siendo crucificada en los que menos tienen,
y es quien nos convoca cada día a construir su Reino de Justicia y Paz. (Cfr.
Mt 6,33)

Creemos que estamos a tiempo para un cambio de rumbo, queremos estar
cerca de los que sufren, acompañar a los que desesperan y caminar junto con los
que luchan.

Departamentos Justicia y Paz / Pastoral Social
Vicaría de la Solidaridad / Diócesis de Quilmes

10 de enero del 2024