Reparación de legajos: un acto de Memoria, Verdad y Justicia

Varela Municipio

El intendente -Andrés Watson- junto al director
general de Cultura y Educación bonaerense -Alberto Sileoni- protagonizaron una
ceremonia tanto de reparación como formación de legajos pertenecientes a Néstor
Arrua, Mirta Gerelli y Guillermo Di Bastiano, desaparecidos durante la última
dictadura cívico militar.

Realizado
por primera vez en una escuela -la Primaria Nº15 de Villa del Plata-, el Mandatario
Comunal calificó al encuentro como “un suceso histórico, absolutamente
reivindicatorio para todas aquellas personas que lucharon por un país diferente

y expresó su “profundo respeto a las familias”.

Instó
a “sostener
en el tiempo los ideales que ellos y ellas defendían para construir una Nación
más justa, libre y soberana”.
En ese contexto, subrayó la trascendencia
de renovar una responsabilidad colectiva “porque un acontecimiento de esas
características no debiera replicarse nunca más en la Argentina”.

“En
Florencio Varela, siempre estuvimos interesados en reconstruir la historia de
nuestros vecinos, vecinas e incluso de quienes adoptaron nuestro distrito como
propio y fueron secuestrados durante ese proceso por quienes ejercían el poder
a través de las armas”,
aseveró.

Sileoni
reflexionó sobre “un acto de Justicia a fin de no olvidar ni repetir un pasado del cual
fuimos todos hijos e hijas de los 30.000 desaparecidos”.
Luego, resaltó
el compromiso de “los homenajeados y la homenajeada por su involucramiento en la
política: desde realizar ollas populares para comprar libros hasta alfabetizar
chicos y chicas de las villas”.

El
funcionario remarcó que en los establecimientos de formación “circuló
la vida, las opiniones, la concreción de Cabildos para estudiantes, la
conversación; es decir, la Democracia”
. Enfatizó en la importancia de
recordar “el pasado próximo del terrorismo de Estado, tal como lo indicó la Ley
Nacional de Educación. Las aulas fueron las depositarias de la memoria
axiológica de la Patria”.

La
directora del establecimiento anfitrión -Cintia Oviedo- rememoró “a
los maestros detenidos desaparecidos, a quienes quisieron callar porque sus
palabras tenían poder para invitar a repensar la realidad”
. A su vez,
resaltó la función pedagógica en las instituciones, pero también en la
posibilidad de “mirar las injusticias sociales” por “una comunidad mejor mediante la
participación ciudadana”.

La Dirección General creó la Comisión de la Verdad
Histórica para, una vez reconocidos los casos de desapariciones o acciones
indebidas contra las y los trabajadores del sector, realizar los trámites
necesarios de reparación o rectificación de todos sus estados administrativos.

La
representante de entidades gremiales por mencionada Comisión -Patricia Romero
Díaz- reveló: “Conmovida porque este suceso ocurriera en este partido”. Asimismo,
apreció “recuperar un gobierno que hizo de los derechos humanos una política de
Estado”
para junto al Ejecutivo provincial restaurar el valor simbólico
y finalizar “la mentira que instaló el régimen dictatorial que manchó la foja de
nuestros compañeros y compañeras”.

Promovió
revivir en los salones “las biografías de maestros, maestras,
rescatar los sueños que sentían, vivían, querían y luchaban por un país más
justo económica y socialmente donde toda la ciudadanía viviera dignamente”.

Recuperar
la historia

Néstor Arrua fue desaparecido el 3 de julio de
1978 a los 26 años de edad. El 28 de junio, mediante un telegrama que recibió
en su domicilio, fue notificado que quedaba cesante en el cargo. Una semana
después, fue secuestrado en su casa, frente a sus hijos y su esposa embarazada
.

Nicolás
-su hijo- agradeció el homenaje “porque no cualquier administración estuvo
dispuesta a hacer este tipo de actos”. 
“Mi viejo, formado en el Normal 1, estudiante de la carrera de Historia
en la Universidad de La Plata, comenzó a trabajar justo cuando inició la
Dictadura como preceptor en Berazategui; luego, como maestro de grado en la
Primaria Nº15 de Florencio Varela”
, narró.

Efectuó un pormenorizado relato sobre la biografía
de su padre, los sucesos que lo identificaban, desde su formación, vínculos,
ideología, incluso el recuerdo de personas que coincidieron con él en los centros
clandestinos de detención.

“Le
aplicaron la Ley de Prescindibilidad que utilizaban para la depuración de los
agentes del Estado sospechados de actividades subversivas bajo el pretexto de
racionalizar. Recibió una misiva que no solo lo despedía sino que lo
inhabilitaba por cinco años a ejercer la docencia”,
detalló.

Para
concluir, afirmó: “Elegí recordarlo por lo que hizo, por sus apuestas políticas, su
compromiso, sus errores y aciertos. Eso también impactó en mí. No me considero
hijo de desaparecidos. Nunca me identifiqué así, sino como el hijo de alguien
detenido desaparecido, un matiz imperceptible tal vez, pero no para mí porque
nunca me consideré víctima”.