PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE Por el Dr. Matías Festucca

Es innegable que cada 24 de Marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, constituye una fecha insoslayable para sintetizar qué pasó durante los años más duros de nuestra historia.

Es verdad también, que la interrupción constitucional perpetrada aquel 24 de marzo de 1976 no sería el primer golpe de Estado. Fue en realidad, gracias al avance de nuestra de sociedad, el último, pero también el más sangriento.

Se han escrito muchas reflexiones sobre esa etapa, sumar un nuevo punto de vista, nunca está de más, aunque me gustaría que abordemos las consecuencias sociales y políticas de aquellos años de plomo para nuestro País.

Que hoy la Argentina sea ejemplo en materia de Derechos Humanos y enjuiciamiento y prisión a los autores materiales de la detención y desaparición de 30 mil personas, no es fruto, como debemos imaginar, de este gobierno. Fueron los años, primero de Néstor y después de Cristina, quienes una y otra vez invistieron de sentido jurídico y acción estatal la lucha que, con nobleza y profunda admiración, comenzaron (y siguen) Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.

El avance fue significativo, una bandera que nuestro pueblo no piensa arriar con facilidad, como quedó demostrado en las masivas marchas en contra del 2×1.

La verdad, junto con la consolidación de un proyecto nacional y popular, pareciera quedar momentáneamente interrumpido por la llegada al poder del sector más conservador de nuestro país. Es también honesto decir, que esta vez esa llegada, fue fruto de la Democracia, y no de un golpe de Estado.

Frente a este Estado  conducido por la Ceocracía, siempre dispuesto a probar el “si pasa pasa”, se intentaron entre otras cosas mandar a sus casas a los genocidas, absolver penas y morigerar sentencias.

Etchecolatz pudo saborear nuevamente que se siente pisar la arena de la Bristol recordando sus años dorados cuando con sólo una mirada podía ordenar un vuelo de la muerte y terminar con la vida de cientos de personas.

Fue este gobierno quien lo permitió. Acá usted podrá argumentar que en realidad fue la Justicia. Usted y este humilde concejal de Quilmes vamos a coincidir rápidamente que nuestra justicia puede en algunos casos poner la letra pero la música, siempre la compone el gobierno central. Para bien o para mal.

“Mandalo no va a pasar nada”, podríamos imaginar cómo frase. Y sí, estimado lector. ¿Quién podría levantar la voz frente a este atropello en el gobierno de Macri? A decir verdad, muchos de los actuales funcionarios de nuestro país son la herencia genética de los empresarios de aquel entonces, siempre dispuesto a entregar la lista de empleados de sus compañías al gobierno de facto a cambio de pingües negocios, evasión de impuestos o contratos con el Estado.

Como sucede con la igualdad de género, en este tema también quedan resabios embestidos de sentido social. Es importante estar siempre atentos; las justificaciones de ayer muchas veces pueden servir para las atrocidades de hoy.

Después están los otros; los que confunden “el Pozo de Quilmes” con un problema de reparación de hormigón, esos nunca entienden nada.